Madrid Otaku

Vuelvo por estos lares para hablaros de la Madrid Otaku, un evento que se celebrará loas días 15 y 16 de junio en el Pabellón de Cristal – Recinto Ferial Casa de Campo. Las entradas están a 12 euros por día y 20 euros los dos días, se pueden pillar en la web del evento.

Podremos ver en este evento la Zona Indie, diez estudios de desarrollo independiente sobre videojuegos. También si se os rompe algo de vuestro cosplay podréis ir a la zona de Fanvencion para poder repararlo.

También podremos disfrutar en concierto de Shoujo fractal un grupo compuesto por Rina y Saki, están activas tanto en conciertos musicales como en actuaciones, tanto en doblaje como en el escenario. Su actividad abarca todo Japón y también se extiende al extranjero.

Estará la editorial Sekai donde llevarán la novela ligera de Konosuba: Bendito sea este maravilloso mundo, se podrá comprar de manera anticipada allí, este tomo sale de forma general el 21 de junio.

Y que no falte el Karaoke y el concurso pasarela cosplay, tampoco faltarán los stand de artistas donde podréis ver fanarts, muñecos, joyas, bolsos, de todo.

Ya sabéis tenéis una cita con el manga y la cultura japonesa el mes que viene en Madrid Otaku, no os lo perdáis!.

Rocío

El cartel está hecho por Makoushi.

BRUTAL: MIRANDO AL INFIERNO

¿El fin justifica los medios?
Obviamente no. Nunca.
¿La venganza es una forma de justicia?
No. Nunca.
¿El mal solo es capaz de engendrar mal?
Sin ninguna duda.
Estas tres preguntas de respuesta muy sencilla e infalible, por mucho que haya quien quiera buscar justificaciones desviándose por caminos secundarios para encontrar respuestas más amables para ese pozo inagotable de miedo, frustración y derrota que en nuestro interior más oscuro alimenta al monstruo dormido que llevamos dentro, son el andamio básico sobre el que asienta su narrativa aparentemente simple, pero en el fondo muy compleja, Brutal.
La colección ha llegado ya a su cuarto número en su edición española de Kitsune Maga y es un buen momento para hacer algunos comentarios sobre esta creación de Kei Koga y Ryo Izawa porque en ese cuarto número llegamos a un punto de inflexión y se cierra un primer arco de presentación de la premisa general del manga. Al mismo tiempo, con tan solo una frase y el dibujo que anticipa la siguiente entrega, se abre una puerta a un segundo arco de mayor profundización en la verdadera personalidad y el origen de las acciones del protagonista que puede cambiar nuestra percepción sobre lo que pensamos y sentimos cuando leemos Brutal.
No es casualidad que la participación del protagonista, Dan Hiroki, detective de homicidios que al mismo tiempo es un asesino en serie -conste que esto no es un destripamiento de trama sino más bien el anzuelo argumental que nos tiende la propia sinopsis del argumento-, en los primeros cuatro números haya sido cuidadosamente dosificada, dejando mayor espacio a las tramas protagonizadas por sus víctimas, incluso subrayando cierto tono de repetición de la misma fórmula argumental – abuso, crimen, delito, impunidad y elaborado ritual de castigo final-, para propiciar el juego con el lector que nos propone Brutal.
Brutal propone un juego de doble espejo en el que puede mirarse el lector o lectora en todo momento. Y es un juego tan diabólico como las significativas referencias a la película El exorcista (William Friedkin, 1973), que se incorporan a la trama en momentos clave a través de diálogos e imágenes a modo de pista esencial o primeros trazos del boceto tanto de la definición del protagonista como de nuestro papel como sus cómplices en todo el relato.
El ritual de repetición de la fórmula argumental, desarrollado por otra parte con gran habilidad para que repetición no sea sinónimo de repetitivo, despliega por una parte una colección de conductas monstruosas cotidianas en nuestro tiempo junto con una certera andanada de críticas contra el papel de los medios de comunicación y las nuevas tecnologías en los procesos de manipulación de la opinión pública y linchamiento popular.
Monstruosamente convertidos en actividad cotidiana en nuestros días, algo que hemos asumido en una nueva normalidad aberrante dominada por nuestro mal uso de las nuevas herramientas de comunicación aportadas por la tecnología. Juguetes tecnológicos que se convierten en armas en nuestras nada inocentes manos, o mejor en nuestros dedos que pulsan el teclado de nuestros teléfonos móviles y ordenadores.
Todos somos cómplices porque todos nos hemos convertido a nuestra vez en títeres del propio juguete tecnológico, arrogándonos con morbosa alegría el papel de jueces, lo cual ha convertido nuestro presente en una versión de pesadilla del argumento universal de la venganza, el ojo por ojo y diente por diente, expresado en su fuente clásica en la Orestíada, de Esquilo, de manera que hoy todos estamos inmersos en un bucle que parece empeñado en reproducir la saga de los Atridas, o Atreides.
Pero junto a ese camino de la justicia tribal, y brutal, que inicia un ciclo de violencia -si vas a vengarte, cava dos tumbas-, Brutal abre la puerta a su segundo espejo, más inquietante que el primero. Porque si el primero alude a la culpa colectiva, a nuestra culpa como integrantes de la sociedad, miembros de esas hordas de linchamiento tribal opuestas a la legalidad, a la venganza opuesta a la justicia reglada, en el segundo espejo entramos en el terreno de la culpa y la complicidad individual, y miramos cara a cara al monstruo que llevamos dentro, identificándonos, anticipando e incluso deseando y celebrando que el protagonista pase de su modo policía a su modo asesino en serie, y ejerza en el desenlace de cada capítulo como vengador de las actitudes y abusos que se nos han presentado en el primer y segundo acto de la trama.
Conviven por tanto en Brutal líneas de tensión y de reflexión moral para el lector que se cruzan con los caminos de películas como Dune y Dune: Parte dos (Denis Villeneuve, 2021 y 2024), relectura de obra de Esquilo con ese nuevo Orestes que es Paul Atreides, pero en su parte más oscura e interesante invocan la alargada sombra de Seven (David Fincher, 1995), con esa relectura del castigador de pecados que es John Doe.
Pero pienso que donde queda mejor expuesta la opinión de los creadores sobre su criatura es en dos pinceladas de parodia que acompañan al protagonista finalmente siniestro.
La primera es su torpe y un tanto infantil obsesión por la alfarería -que oculta el verdadero uso de su horno-, creando grotescos objetos que son tanto mecanismo de humor como herramienta para revelar las grietas de la fragilidad en su superficial imagen pública de respetado y laureado profesional, tras la cual se oculta su personalidad monstruosa, una sofisticación en la línea del también seductor doctor Hannibal Lecter de El silencio de los corderos (Jonathan Demme, 1991).
La segunda son las continuas alusiones a su obsesión por la película El exorcista, que le llevará incluso a definirse a sí mismo como una criatura de la oscuridad aludiendo a través del nombre del perro que adopta al demonio Pazuzu.
Todo ello conforma un primer arco de un manga que promete cobrar aún mayor fuerza e interés a partir de su número cinco, adoptando una nueva naturaleza en su reveladora relación del espectador-cómplice, que a pesar de que nos haga pensar inicialmente en una fórmula argumental que nos recuerda la serie Dexter (2006-2013), creo que va más allá y piensa transitar por caminos más inquietantes y oscuros.


Miguel Juan Payán

BATMAN JUSTICE BUSTER

ECC ha publicado ya en España los dos primeros números de su colección sobre el traslado de Batman al manga llevado a cabo por Eichi Shimizu y Tomohiro Shimoguchi y toca darle una vuelta a las primeras impresiones.

He empleado el término “traslado” en lugar de “reinvención”, “relectura” o “reconstrucción” porque los creadores han acertado a poner en el centro de esta propuesta precisamente ese concepto de viaje de una cultura visual a otra. Es como si Batman y toda su mitología forjada en el cómic estadounidense simplemente hubieran hecho las maletas para viajar de un país a otro y visitar las viñetas del manga, con todo lo que eso supone de adaptación a otro juego de códigos, pero sin perder su personalidad.

Así es como, al menos en estos dos primeros números, y tanto desde el guion como desde el dibujo, este Batman Justice Buster, se convierte en una escuela de adaptación de códigos de un lenguaje a otro, demostrando que, en muchos aspectos significativos, los mundos del manga y del cómic americano, como los del cómic americano y el cómic europeo, ya que estamos en ello, son mundos perfectamente diferenciados, aunque al final del día todo sea en su conjunto comic.

Digamos que las viñetas mantienen su personalidad por encima del andamiaje esencial de junto al que se construyen las fábulas que las habitan.

Estamos aquí ante un caso claro de mismos temas, distinto lenguaje visual. Por ejemplo, no hay que profundizar mucho para percatarse de que en este manga sobre Batman los blancos se imponen sobre los negros, al contrario de lo que suele ocurrir en las versiones estadounidenses de Batman. ¡Hasta los batarangs son blancos!

Esta inversión del peso de los blancos y negros en el dibujo, que reformula los espacios en los que se desarrolla la trama y me hace pensar en un expresionismo construido a la inversa, desde la luz y no desde la oscuridad, que desnuda la verdad de los personajes ante el lector,  va más allá de la obvia adaptación a la publicación en blanco y negro en lugar de en color, y de hecho así lo muestran las páginas en color que encontramos en la apertura del primer número, donde los blancos son sustituidos por amarillos y naranjas para ser la alternativa de los blancos en las viñetas siguientes, oficiando no solo como poderoso refuerzo de los negros, que se mantienen en ambos casos, sino, más allá de eso, convirtiéndose en el equivalente de las sombras que arrastran los personajes.

En la Batcueva las paredes habitualmente oscuras del cómic estadounidense se visten de un blanco que plantea ese juego de inversión de las sombras y al mismo tiempo aíslan aún más al personaje de Bruce Wayne incluso del ser humano que le resulta más cercano, ese padre alternativo al padre perdido que es Alfred, mostrando el conflicto existencial que arrastra el protagonista.

Ese blanco que aísla es también materialización de la soledad desde la absoluta desconfianza que muestra Wayne hacia los seres humanos y se manifestará en animadversión e imaginación con pesadillas, en lugar de alianza, con ese Clark Kent, Supermán, que además da una pista sobre el juego de blancos y negros en la trama, apareciendo desde la mirada de sospecha de Wayne rodeado de sombras amenazadoras. Tendremos así, en el duelo de blancos y negros, esos blancos que imponen la traducción de las sombras desde la mirada del espectador, y la introducción diferenciada de las propias fobias, miedos y desconfianzas de Wayne hacia todo lo que le rodea, derivadas de la tragedia del asesinato de sus padres que sufrió en la infancia.

Que Wayne afirme necesitar un compañero ante la mirada triste de Alfred, que es su verdadero compañero, aunque el protagonista no lo perciba, y que Wayne crea encontrar ese compañero en la Inteligencia Artificial a la que ha bautizado como Robin, introduce ese tema central de definición del conflicto de Wayne/Batman: la desconfianza que lo lleva a la soledad más absoluta y desgarradora en tanto que le impide acercarse a sus prójimos.

Ese blanco dominante se convierte así en una especie de muro que el protagonista ha levantado a su alrededor para aislarse de nuevas pérdidas, tema que queda ampliado y completado con esa versión variante de Capucha Roja, o ese otro niño enfrentado al dolor de la pérdida del relato que, como el Joker, que son y no son al mismo tiempo los personajes que conocemos y nos plantean una saludable dosis de renovación de la intriga porque realmente no sabemos qué va a ocurrir con todos ellos.

En ese sentido, la primera entrada en la Batcueva es un buen resumen de la manera en que se concibe este ejercicio de traslado o viaje de Batman al universo del manga, en sus muy significativos detalles.

Es la presentación de ese tema de la desconfianza que define a Bruce Wayne y de la entrega de este a la Inteligencia Artificial, precisamente por todo lo que tiene de no-humano, está articulada en dos páginas, la primera una viñeta-página que nos muestra la vulnerabilidad y fragilidad de un Wayne minúsculo, aislado en su cueva, y la segunda en un panel compuesto por cuatro viñetas horizontales donde se juega con el punto de vista y el cambio de eje para conseguir un punto máximo de inmersión de la mirada del espectador en el cara a cara de Wayne con Robin, jugando, detalle importante, con el escorzo de Alfred, que es el personaje que sirve como espejo reflejando en la trama las sospechas del espectador frente a la I.A.

En las dos páginas siguientes brota el texto en una tormentas de bocadillos de diálogos que imponen la doble coreografía de las palabras y las imágenes, ejercicio brillante que casi abruma al espectador por su fuerza de conceptos, rematando ese intenso duelo entre palabra e imagen, perfectamente equilibrado, con un detalle brillante, las dos viñetas finales de la segunda página, en la que Alfred queda en segundo término, ejerciendo su habitual papel de “conciencia” o Pepito Grillo de Bruce Wayne, que al mismo tiempo lleva al personaje a materializar las dudas del propio lector, y un Wayne en primer término cuyas ambiciones y necesidades de convertir a la I.A. en un compañero no humano que lo ayude en su cruzada para proteger la ciudad de Gotham se revelan como obsesión haciendo que el bocadillo de texto tape el rostro del personaje.

Otro aspecto interesante es la manera de forjar desde la cinética de los momentos de acción y la composición de las viñetas. Y esto va más allá de la obvia diferencia del sentido de lectura para entrar en el territorio más interesante de cómo se desarrolla el tiempo dentro del relato. Nuestra manera de leer es distinta y no solamente por el cambio en el sentido de la lectura.

La manera de leer es distinta por el tiempo que dedican nuestros ojos a cada viñeta ya  desplazarse por el panel. En el comic occidental nuestra mirada parece tener prisa por pasar a la siguiente viñeta moviéndose con un frenetismo que las viñetas japonesas frenan, a pesar de que, a priori, podríamos pensar que es justo lo contrario, que el manga nos invita a saltar más rápido de una viñeta y de una página a otra. La clave está en los detalles. Pero no se confundan, no es que haya más detalles en el cómic estadounidense que en el manga. Es que los detalles, que son muchos en ambos casos, conformando tanto en las viñetas y páginas estadounidenses como en las del manga auténticas tormentas de información para el lector, están concebidos de manera distinta.

En este manga el detalle se trabaja desde una austeridad que presta mayor fuerza y robustez al conjunto de la historia y desde la cual se invita al lector a moverse por la misma con más reflexión que curiosidad.

Nuestra mirada habitualmente curiosa, inquieta, hambrienta de detalles, se ve en cierto modo inicialmente por esa austeridad dominada por el blanco, que rodea a los personajes en todo momento como si los atrapara en un vacío generado por sus propias dudas, sombras, culpas y conflictos, y la palabra, los bocadillos, los diálogos y las descripciones, se reducen para dejar espacio al lector en su papel como receptor desde la elipsis, concentrando su mirada en lo esencial sin distraerla con un intento vano de reproducir una realidad trasladándola al dibujo.

La aparente sencillez del manga que reduce y reniega de la sobrecarga sensorial que nos propone el cine occidental se convierte así en aliada de un protagonismo de la imagen sobre la palabra, generando una especie de tiempos muertos en la viñeta y en la página que funcionan como elipsis, imponiendo otro tiempo y consecuentemente otro movimiento a la historia.

Miguel Juan Payán

SATSUMA GISHIDEN/EL HONOR DEL SAMURÁI LEGENDARIO

Hiroshi Hirata

Hoy les traigo otro “gekiga” que no es un plato klingon sino lo que los japoneses llaman “imágenes dramáticas”. Se trata de un manga a cargo de Hiroshi Hirata que narra una época de Japón, mediados del siglo XVIII. en la que los samuráis están de capa caída ya que no hay batallas en las que combatir. Así que se dedican a hacer el cafre persiguiendo criminales a caballo o a trabajar como albañiles y carpinteros, tareas que algunos de ellos consideran poco honorables para guerreros. Hasta que tienen que ir a combatir unas inundaciones en la provincia de Satsuma. Hirata era un maestro de éste tipo de cómics y su trabajo tiene muchos seguidores, desde Stan Sakai, creador del cómic “Usagi Yojimbo” hasta el escritor nipón Yukio Mishima. Éste cómic le dio además a conocer en el mercado estadounidense ya que la editorial Dark Horse Comics realizó una edición en octubre de 2005. Originalmente en Japón fue publicado por entregas en la revista “Weekly Manga Goraku” de 1977 a 1982.

Aunque según algunas críticas el manga comienza muy bien pero la cosa se desfonda después del segundo tomo en realidad se trata de una obra que engancha desde el principio. Sin embargo como narra hechos históricos que ocurrieron de verdad quizá comienza demasiado fuerte con las persecuciones a caballo de criminales y luego se va internando más en lo que puede percibirse como un árido relato histórico en torno a los hechos ocurridos en 1754 conocidos como el Incidente del río Horeki. Narrar cómo el gobierno Tokugawa durante ésa era obligó a los samuráis a realizar trabajos en la provincia de Mino para evitar que los ríos Kiso, Nagara e Ibi se desbordaran provocando una catástrofe. Sin embargo los samuráis no contaron con demasiado apoyo y tuvieron que lidiar con el problema sin recibir ayudas de ningún tipo. Y claro, narrar las corruptelas de funcionarios públicos que perjudican a los samuráis al final acaba resultando un tanto farragoso. A pesar de lo cual el manga narra suficientes peleas y conflictos como para mantener la atención del lector hasta el final. Otra crítica que se le ha hecho a ésta obra es que algunos personajes acaban por desaparecer de la historia pero eso podría justificarse por la propia naturaleza del cómic cuyo principal interés radica en narrar hechos históricos de la manera más fiel posible. Casi es preferible eso a que Hirata se pasara la historia por donde lo hacen otros autores y hubiera terminado inventándose hechos que en realidad no ocurrieron sólo para darle más protagonismo a tal o cual personaje sobre todo si tenemos en cuenta que los trabajos no se terminaron por completo hasta la era Meiji.

En España fue publicado por la editorial Dolmen en 2008 y consta de cinco tomos aunque en Japón fue editado en seis volúmenes “tankōbon”. Por algún extraño motivo, seguramente quitarme el mono que tenía después de leer “El lobo solitario y su cachorro” lo compré religiosamente cuando salió a la venta. Sin embargo lo tuve durante mucho tiempo abandonado en la pila de lectura hasta que llegó la maldita pandemia y tuve algo de tiempo para disfrutar de él. Les digo lo de siempre, si lo ven barato, no lo duden. Merece mucho la pena éste manga de Hirata, que lamentablemente nos dejó en diciembre de 2021 debido a un ataque al corazón. No se me ocurre mejor manera de honrar el trabajo de éste magnífico autor que disfrutar de su obra.

TELLY CHAVALAS

Review anime: Fire Force

Vuelvo a la carga con nuevo artículo, esta vez me traslado al mundo del anime y os hablo de Fire Force, es más fácil poner el nombre en inglés que en japonés la verdad. Consta de 2 temporadas con 24 episodios cada una, el manga ya está finalizado y tiene una continuación llamada Soul Eater en anime también.

Nos adentran en un mundo postapocalíptico donde los humanos mueren por combustión humana, no se sabe el porqué ni el como, gracias a la Fire Force y a la unidad 8 podremos comprobar como sucede todo y que es lo que lo incita.

Más o menos sería eso, porque en general la historia es una fumada de la leche, algunas cosas no tienen ningún sentido y otras es un por el poder del guion increíble.

Empiezo por las cosas que me han gustado, que son pocas pero que ahí están, porque las malas las hay y para rato. Si me tengo que quedar con dos personajes, que creo que son los mejores personajes que tiene el anime, son Benimaru y Joker, cada vez que salen hacen que el anime suba como la espuma, son dos elementos imprescindibles para la historia, el antihéroe y el rebelde, sin ellos la historia seria un coñazo. Otra cosa que me ha gustado ha sido la unida 7 donde está Benimaru, les dan 100.000 vueltas a la unidad 8, el arco que tienen en la primera temporada y el arco de Joker con Benimaru son las dos cosas que hacen que quiera seguir viendo el anime.

Destaco solo esto porque lo demás es un poco raruno, para empezar Shinra que se supone que es el protagonista, no le veo evolución, pensé que después de lo que pasa en la primera temporada se podría ver un cambio en Shinra, pero lo que veo es todo lo contrario, un bajón que pega en la segunda temporada de narices, empieza bien pero la segunda parte de la segunda temporada cae en picado, cosas sin sentido, fanservice innecesario, en general el fanservice innecesario sucede en las dos temporadas, de hecho sucede en situaciones serias y que no viene a cuento ponerlas. Personajes femeninos desaprovechados y caídos en el olvido, totalmente desaparecidos, la capitana de la unidad 5, Maki de la unidad 8, personajes que tienen cosas interesantes que aportar pero que les ciegan totalmente, luego está Tamaki que directamente es una inútil, un personaje que si muere no pasaría nada.

Es una lástima porque la historia es buena, tenía buena pinta, pero el fanservice y la lentitud de ciertos episodios, además de muertes estúpidas, pues lo hacen que sea peor y que baje de calidad, además de la baja calidad de los episodios en cuanto a la animación.

¿Lo recomiendo? Sí, porque tiene cosas interesantes, ¿Puedo ver antes otras cosas? Pues también. ¿Qué me voy a ver la continuación llamada Soul Eater? Evidentemente. Pero hay cosas que son un fiasco y muy gordo.

Hasta aquí mi articulo, volveré por estos lares muy pronto, chao!.

Rocío

Review dorama: Yuru Camp

De vuelta para hablar del dorama Yuru Camp, esta serie está basada en el manga del mismo nombre que sigue publicándose y del anime que cuenta con dos temporadas, una serie mini corta y una peli.

Yuru Camp es la historia de 5 chicas que les apasiona acampar, tenemos a Rin que es un lobo solitario al que le mola acampar sola, Nadeshiko una chica que se encuentra por casualidad a Rin y ahí empieza su interés por acampar, las chicas del club de actividades al aire libre Chiaki la presidenta del club y Aoi, por último tenemos a Ena la mejor amiga de Rin.

En este dorama podremos ver como las cinco chicas se conocen, como emprenden el viaje de acampar (aunque Rin ya lo había empezado), aprenderemos técnicas y ejercicios cuando acampemos y lo que debemos hacer y lo que no.

Una serie tranquila como el manga y el anime que abarca casi todo el anime a excepción del cumpleaños de Aoi y Nadeshiko. Para mi está muy bien adaptada, si le tengo que poner un pero es que pensaba y todavía lo pienso, que Rin es más independiente en el anime y en el manga, sí se preocupa por sus amigas pero no está todo el rato pendiente de Nadeshiko y aquí en la serie pasa eso, incluso se me hace un poco cansina Nadeshiko, es demasiado exagerada en ciertas situaciones y la veo sobreactuada en ciertas partes.

Cada episodio dura unos 20 minutos que se te pasan en nada, es cierto que como yo me acordaba de todo lo que pasaba pues claro sorpresas cero, pero no se me ha heco aburrida, ni lenta, ni me ha parecido un coñazo, eso si hay que saber que es una serie sobre acampar y ya, un dorama relajante, un recuerdos de la vida con toques de comedia.

Os aconsejo leeros el manga que está editado en España por Planeta Comic, el anime lo podréis ver en Crunchyroll con su tercera temporada en emisión.

Hasta aquí mi review, espero que os haya gustado y nos vemos en la próxima!.

Rocío

BATMAN

Jiro Kuwata

Algunos piensan que la primera “Batmanía” comenzó en 1989 con la película de Tim Burton. Sin embargo hubo otra anterior igual de exitosa y que también alcanzó a todas las partes del globo. Incluso Japón. Y se originó con la serie de televisión de 1966 protagonizada por Adam West y Burt Ward. El éxito de la misma llevó a la revista “Shonen King” a comprar los derechos del personaje para llevar a cabo un manga basado en los cómics estadounidenses del Hombre-Murciélago. El artista elegido para encargarse de ella fue Jiro Kuwata al que ya se le había ofrecido la posibilidad de hacer lo mismo con el personaje de Superman en 1959. Sin embargo en ésa ocasión tuvo que declinar la oferta debido a que tenía mucho trabajo en otras series. Kuwata era una especie de experto en el género de los superhéroes ya que se había encargado en 1956 de la serie titulada “Rocket Tarou” protagonizada por una especie de superhéroe nipón. La revista estaba entusiasmada con publicar las aventuras japonesas de Bruce Wayne y su pupilo Dick Grayson y no repararon en gastos incluyendo portadas en las páginas de color y artículos introductorios sobre el personaje.

El primer cómic estadounidense que Kuwata tuvo que adaptar fue el número 180 del volumen uno de la colección “Batman” escrito por Robert Kanigher y dibujado por Sheldon Moldoff y Joe Giella. Su título era “Death Knocks Three Times!” y presentaba un nuevo villano llamado “Deathman”. Lo curioso fue que Kuwata decidió adaptar el cómic al estilo japonés ampliando una historia de un solo capítulo convirtiéndola en una de múltiples partes. De esa manera pudo utilizar composiciones impactantes y paneles ampliados más del gusto del lector japonés. Aunque de vez en cuando utilizó villanos del repertorio habitual de Batman como Clayface los más conocidos como el Joker o el Pingüino aparecieron poco o nada por el manga de Kuwata que decidió sustituirlos por dinosaurios gigantes, hombres mutantes del futuro, robots asesinos o alienígenas particularmente sádicos. El comisario Gordon se convirtió en el Jefe Gordon y perdió las gafas y las canas en pelo y bigote para convertirse en un policía más cercano a los que podía encontrarse uno por aquellas fechas en Japón. Pero a pesar de los cambios, las historias de Jiro Kuwata no se separan demasiado de las que vivía Batman en las viñetas publicadas al otro lado del Océano Pacífico. O al menos no tanto como le ocurrió a otros personajes norteamericanos como Spiderman al que incluso le endilgaron un robot gigante como vehículo.

En 2013, cincuenta años después de su publicación en Japón la editorial Shogakukan llevó a cabo una nueva edición de éstos magníficos cómics que tuvieron su versión en Estados Unidos dos años después a cargo de DC Comics que respetó el sentido de lectura oriental y las páginas en color. Lamentablemente sólo pude hacerme con dos tomos en inglés y todavía no he podido echarle las urpas al primero que es el que me falta. Espero que algún día alguna editorial se anime a publicar éste manga sobre Batman en España como sí ha hecho Panini en México donde los aficionados al Caballero Oscuro cuentan con dos ediciones, una dividida en tres tomos como la estadounidense aparecida en 2023 y otra en formato Absolute con los tres juntos. ¡Será cuestión de hacer un viaje a México mis cuates! Y como les digo siempre, si lo ven barato ¡no lo duden!

TELLY CHAVALAS

Review anime: Why Raeliana Ended Up at the Duke’s Mansion

Vuelvo por estos lares para hablaros del anime Why Raeliana Ended Up at the Duke’s Mansion algo así como ¿Por qué Raeliana acabó en la mansión del Duke? un anime basado en el manhwa Geunyeoga Gongjagjeolo Gaya Haessdeon Sajeong que está traducido a como os lo he puesto antes.

Un manhwa con 158 capítulos y que ya está finalizado, el anime cuenta con 12 episodios sin confirmación de segunda temporada.

Una breve sinopsis pero antes decir que el nombre de la protagonista se ha cambiado del coreano al japonés, en la versión japonesa se llama Rinko Hanasaki y en la coreana Park Eunha. Rinko acaba en una novela después de que alguien la empujase desde una azotea, ahora para sobrevivir en la novela y que todo se cumpla en ella debe de fingir ser la prometida del duque.

Hasta aquí la sinopsis, he de decir que el tenía muchas ganas a este anime y la verdad me ha decepcionado bastante, ritmo lento, la animación baja considerablemente en cada capítulo, al final no te cuentan todo lo que te tienen que contar, deja muchos cabos sueltos, con los personajes tienes un amor- odio porque Raeliana no deja de utilizar al duque y quejarse, se pasa todo el anime diciendo que no se puede cambiar la novela y que es culpa suya que se cambie, es agotadora y cansa, el duque por otro lado no da tanto por saco como Raeliana.

En general está muy mal adaptado, se saltan cosas importantes para la trama, no hay evolución de la relación entre el Duque y Raeliana, a veces le meten el turbo y otras veces va muy lento. Es una pena porque la historia se ve interesante pero está mal adaptada, la mayoría habrá ido a leer el manhwa para ver que pasa y otros habrán dicho pues paso porque la historia tampoco me ha enganchado lo suficiente para seguir leyendo.

Hasta aquí mi review, nos vemos en la próxima!.

Rocío

EL CABALLERO NEGRO

Motofumi Kobayashi

Esta semana les traigo un manga bélico. Bueno quizá lo de manga bélico esté mal dicho y sería mejor emplear “Gekiga” que podría traducirse como “imagen dramática”. Es un término parecido al de “novela gráfica” que ideó Will Eisner para diferenciar su obra de los comic-books. Ya saben el famoso “cómic adulto” del que nos hablaban constantemente en las revistas de la editorial Toutain. Es un término nuevo para mí y lo he aprendido en un texto que escribió Mamoru Oshii para éste tomo de la editorial Glénat titulado “El caballero negro” obra del gran Motofumi Kobayashi. Con él se refiere Oshii a la obra que les traigo hoy en lugar de usar el más conocido de “manga”. Oshii es director de cine y escritor y su texto para éste tomo no tiene desperdicio como tampoco lo tiene el del propio Kobayashi que recuerda parte de su biografía y los tiempos en los que realizó éste magnífico cómic bélico.

Se publicó por primera vez por capítulos en la revista de modelismo “Monthly Hobby Japan”. Lo cierto es que siempre me llamó mucho la atención el modelismo y en su momento compré varios números de la desaparecida revista “Modelismo e Historia”. Y el modelismo no tiene nada que ver con las pasarelas o la ropa de moda sino que se refiere mayormente a construir maquetas. Ya saben, compras una caja que trae un tanque, perdón, carro de combate en varias piezas de plástico que tienes que pegar y luego pintar y decorar con calcomanías. De chaval me flipaba ése mundillo y no ha sido hasta que he llegado a la edad adulta cuando he hecho algunos pinitos en él. Pocos, la verdad. Lo cierto es que no he pasado de montar un Panzer del Áfrika Corps y volver a comprar un par de cajas con soldados de ése cuerpo y una tienda de campaña que venía con un radio operador. Todo era de la marca japonesa Tamiya y los dos últimos los compré porque los tuve de chaval y quería montarlos bien ya que los estropee la primera vez que los tuve. Recuerdo que en la revista “Modelismo e Historia” también comenzaron a publicar cómics históricos como el de Kobayashi, en concreto uno sobre pilotos durante la Guerra Civil Española. A saber dónde estarán esas dichosas revistas, me gustaría echarles las córneas hoy en día.

Volviendo al cómic bélico de Kobayashi está muy documentado e incluso en su texto del volumen se lamenta de haber cometido un error en cuanto a la efectividad del blindaje de un carro de combate Stalin que todavía lamenta a día de hoy. Si por algo han destacado los japoneses es por el empeño que le ponen al detalle y a la correcta descripción de vehículos como naves espaciales, coches, motos, carros de combate o robots gigantes. Todo lo que sea tecnología se les da muy bien y suelen recrearlo a la perfección. Y eso es lo que ocurre en éste manga, perdón, gekiga sobre un grupo de tanquistas alemanes que intenta sobrevivir al avance ruso en el frente de Polonia durante la última parte de la Segunda Guerra Mundial. Además trae ocho páginas profusamente ilustradas con datos sobre los ejércitos que participaron en la campaña que describe en el cómic e incluso una genealogía de la familia del protagonista.

Motofumi Kobayashi tiene además la particularidad de ser el primer dibujante japonés en trabajar en una serie para Marvel Comics titulada “Psychonauts” cuyos guiones corrían a cargo de Tony Luke y Alan Grant, éste último un viejo conocido para los aficionados de personajes como el Juez Dredd, Lobo o Batman. Kobayashi tiene también otros títulos bélicos a destacar como “Kampfgruppe ZBU”, “Operación Barbarroja”, “Vietnam War”, “Omega 7” o “Cat Shit One” una extraña versión de la Guerra de Vietnam protagonizada por conejos.

Así que no pasen por alto éste cómic que interesará por igual tanto a aficionados a la historia como a los fanáticos del cómic bélico. O simplemente a los que disfruten con un buen gekiga.

TELLY CHAVALAS

Review Dorama: Do It Yourself

Vuelvo por aquí para hablaros del dorama Do It Yourself, hace poco me enteré que hicieron una adaptación a imagen real del anime del mismo nombre y quise ver como lo habían adaptado.

Contiene 8 episodios, el anime tiene 12, la historia es original, esto quiere decir que no tiene manga. A parte de esta historia se han hecho adaptaciones a imagen real de Yuru Camp o Diary of Our Days at the Breakwater, estas dos sí tienen manga y de hecho el de Yuru Camp está editado en España por parte de Planeta Comic.

Do It Yourself cuenta la historia de Serufu una chica un poco densa llegando a ser un poco tonta, siempre se está cayendo y hiriéndose cada dos por tres, la verdad no pilla mucho las cosas, un día se topa con el club Do It Yourself algo así como Bricomania, vamos unas manitas, ahí empieza la historia de seis chicas que quieren construir una casa en el árbol.

Como he dicho antes este live action se basa en una anime de 12 episodios, historia original sin manga, cambian ciertas cosas de una a la otra. En el live action se centran más en la construcción de la casa y en contar lo justo de los personajes, mientras que en el anime le dan más hincapié a la historia de Jobko con su madre o bien la relación de la presidenta del club con sus padres, el live action se ha cargado todo eso y va al centro de todo, la casa del árbol.

También han cambiado una cosa, en la construcción de la casa son los padres de la presidenta los que las ayudan, en este caso es la doctora del colegio, de hecho en la adaptación a imagen real tiene más peso la doctora que en el anime, incluso sale su personaje cuando estaba en el instituto y crearon el club Do It Yourself.

Como gran aficionada al bricolaje, me encanta ser una manitas, disfruto haciendo este tipo de cosas, he de decir que me lo he pasado muy bien viéndola, he disfrutado, me ha entretenido, me lo he pasado bien, de hecho no sabía ni que existiera esta adaptación, me he llevado una sorpresa. Está bastante bien porque si te molan estas cosas te va a molar esta historia. Si tuviera que elegir entre el anime y el live action, me quedaría con el anime, está más desarrollado los personajes, está mejor construido y ciertas cosas están mejor solucionadas, aquí dejan el cabo suelto de los collares que hacen con las conchas que encuentran en la playa.

Sin tener el elemento manga detrás lo he visto más flexible a la hora de contar la historia, he visto más tranquilidad para adaptarlo, el peso del manga es muy grande y sin tenerlo detrás se nota como hay más vía libre a la hora de adaptarla, como utilizar los elementos que tienen y como suministrar el tiempo y el espacio.

Si te gustó el anime te animo a que vea el live action, no te vas a arrepentir.

Rocío